jueves, 17 de marzo de 2011

The ancient art of eating. Hoy: 80º

Alta cocina en miniatura a menos de ochenta grados. Hasta hace dos o tres años, si querías comer delicias elaboradas e interesantes tenías cuatro sitios contados en Madrid donde comer sin pena ni gloria, podías irte a Francia y pagar precios exorbitados o irte a San Sebastián donde sí encontrabas estas en formato de pintxos, pero al precio de tolerar una proporción inversa de tías buenas por metro cuadrado con respecto al número de cocineros.
Para bien o para mal esto está cambiando, no la proporción de tías buenas y cocineros en San Sebastián, y lo que antes era exclusivo ahora está en boca de todos como el señor de los anillos. Este pequeño restaurante con aspecto de franquicia tiene unos pintxacos muy elegantes y a muy buen precio. Las cervezas las sirven en una copa casi esférica que parece un vial y el grifo es de espuma líquida. El servicio es amable y el local, a pesar de ostentar un aspecto chill out, no llega dar el evocador asco que genera la palabra chill out, se mantiene en un límite tolerable y hasta agradable a la vista. La carta es corta, pero no queda escasa. Cada plato es una cazuelita, bocadillito, vasito, etceterita, pero de suprema fetencia.



Yo crecí en los 80º y sobreviví

  • Descripción: informal, chill out, detallista, minimalista y vidrioso.
  • Estilo: alta cocina en miniatura.
  • Obligación: patatas bravas.
  • Recomendaciones: los postres, el crumble de manzana por ejemplo.
  • Precio: 25 pavos per capita.
  • Localización: calle mirallos, 4 Las Tablas. Madrid.
  • Comentarios: Siempre que vayas a un sitio de cocina creativa, hazte un favor y pide el plato con el nombre más común y sencillo. La deconstrucción hace milagros por unas bravillas castizas.