viernes, 25 de febrero de 2011

Las Noches Parker. Hoy: Laderas de Inurrieta.

La iniciativa de la Noche Parker se basa en inclinar la balanza costes beneficios en el arte de beber hacia el lado que nos gusta: cataremos los vinos más baratos que se sitúen por encima de los 90 puntos Parker.
Qué beber cuando el paladar de uno va más adelantado que su bolsillo. Eso es un problema. Lo ideal sería ser un nuevo rico con un paladar de esparto, que desayuna caviar beluga con colacao y se lleva un tupperware con  trufas a ver Sigfrido en el palacio de la opera de Viena. Pero no todos tenemos la suerte de tener dinero y un paladar estulto. A colación de esto recuerdo una conversación con un colega hace algún tiempo, en la que le comentaba que ultimamente estaba comprando vino para aprender a catar.
-No lo hagas -me dijo-. Ahora eres feliz con un vino de 7 pavos, si aprendes la diferencia entre uno de estos y uno de 100, ¿por qué ibas a querer volver a tomar el de 7?.
Parece ser que a las mujeres les pasa algo similar con los negros. En fin, mi amigo tenía razón con lo de los vinos y dado que no he podido comprobar lo de los negros, hablaré de vinos. Hoy: Inurrieta. Mañana sol... ¡y buen tiempo!
El límite eran 50 pavos por cabeza y 2 vinos tintos con 90 pP, y yo, que desde el exilio vengo, vinazos traigo, me salté para consternación de uno de los colegas dos de las tres reglas que había: llevé un vino blanco y un tinto ambos sin puntos Parker. El blanco era uno belga, que pasó sin pena ni gloria, entre un mar de tintos elegantes. El tinto, en cambio, recibió con sorpresa la aclamación popular. Laderas de Inurrieta, se llama. Un vino fantástico a mi parecer.



Nombre: Laderas de Inurrieta.
Cuna: D.O. Navarra.
Variedad: Monovarietal graciano. 
Crianza: 13 meses en roble americano.
Precio: 25 pavos.
Gradación: 14,5º
Puntos Parker: -
Puntos Peñin: 89
Puntos Chains: Fetencia suma.
Descripción: pues eso, que si notas balsámicas de frutas mineralizadas, que si expresión de fragantes hierbas del sotobosque, frescor mentolado de eucaliptos salvajes y densidad caldosa en el paladar, y reverberante cual polvo primordial en las fosas nasas. David de Jorge lo dice mejor: un vino que apetece beber hasta enronquecer.
Detalles: Tiene (la palabra técnica es: cascoporro) cascoporro de posos así que hay que utilizar decantador, o en su defecto una cuchara para comerlo como si fueran cereales.

martes, 8 de febrero de 2011

Katrina Cajún Gumbo




Agredientes
    3 dientes de ajo picado
    2 handful de apio picado
    1 cebolla y media picada
    1 lata de tomate triturado
    1 taza de harina
    1 handful de grasa (valdrá manteca, mantequilla o aceite de oliva)
    Alcohol: 2 tazas de vino blanco o tinto o una 1 lata de guinness (a elección)
    1 plato de gambas frejcas (enteras, con la cabeza y todo)
    Un puñado de salchichas ahumadas. Tantas como dedos tengas en una mano
    3 pimientos verdes picados
    Salsa worcestershire (salsa Perrins)
    Tabasco
    Tres pizcas de sal generosas
    1 Botella de vino de 7 pavos para arriba (para beber durante el guiso)
    1 chupito de bourbon

Mezcla de especias Voodoo Powdertm
    1 cucharada de granos de mostaza
    1 cucharada de tomillo
    1 cucharada de pimienta negra
    1 cucharada de pimentón picante de la vera (o pimentón ahumado)
    1 cucharada de pimienta de cayena
    1 cuchara de alcaravea o ½ de comino
    1 cucharada de oregano
    1 cucharada de sal
    1 cucharada de azucar
    1 cucharada de perejil
    1 cucharada de sal de ajo

Música
   Born on the bayou - The Creedence.
   BSO de Deliverance o de Southern Comfort
   De no disponer de estos discos y temas, hay una variedad de Tom Waits que puede valer, aunque le dará al guiso un sabor más a bourbon y a sin techo.

Como bien dice Nanny Ogg en su libro de cocina: “Gumbo is one of those dishes, like stew, where it’s ridiculous to have a recipe. You just make it. And you prob’ly make gumbo of a sort by simply dredging a swamp and boilin’ up everything that tries to climb out of the net”
Y eso es justo lo que vamos a hacer. Arrojar movidas a la olla y dejarlas cocer durante un rato muy largo. Pero con una diferencia: La Roux.
La Roux es la salsa que se hace para las croquetas, pero en vez de croquetas se hace  la Roux. Consiste en poner una capa generosa de aceite/grasa de algún animal muerto en una olla e ir echándole harina poco a poco sin dejar de remover hasta que aquello adquiera la consistencia y el color de chocolate a la taza. Sí, se puede hacer, es curioso, pero se hace. Las fuentes lo citan como Napalm cajún. Supongo que tal invento debe ser obra de un francés emigrado de haití, por lo bizarro. En fin, cuando la grasuza esté derretida habrás de bajar el fuego hasta un tercio del total y empezar a echar la harina poco a poco y sin dejar de remover.


Roux, con aspecto de chocolate. Cojonudo. Aquí Scott (hablo como si lo conociera) se marca una variante de gumbo muy apetitosa. A este tío hay que seguirle pese a su carencia de barba, pues hace unos platacos de impresión.

Rolling, rolling, rolling in the rouver. Nunca dejes de remover. Si lo haces la roux se quemará y es un gran error digno de salir en failblog. Tras 20-30 minutos (depende del fuego y la cantidad de aceite) de remover el stuff hasta que quede con la apariencia de chocolate a la taza, se echa la santa trinidad de la cocina cajún: cebolla, el apio y el pimiento y, acto seguido, el ajo picado.  Entonces aquello se encogerá como una babosa a la que se le acercase una cerilla y se convertirá en algo terroso con un olor muy similar al café. Si huele a café, lo estás haciendo bien, no te preocupes porque se queme, la preocupación es un vestigio del miedo primigenio debilitado por años de apaciguamiento en las ciudades. Es algo a erradicar.
Tras cinco minutos de darle vueltas a esa mezcla arenosa, como gravilla mezclada con la sangre de un sacrificio humano, echas el sopazo de las cabezas de las gambas en el guiso. Esto es lo malo de mis recetas, que en muchas ocasiones se escriben sobre la marcha y a veces sobre vapores etílicos, así que no te había avisado de que había  que hacer sopa con la cabeza de las gambas... mea culpa. Echas el sopazo y aquello irá generando una consistencia especialmente cojonuda durante media hora. Te darán ganas de frotártelo contra los genitales. No lo hagas, pues está muy caliente y deja unas cicatrices horribles.
Para entonces las salchichas (¿tampoco te había comentado lo de ir friendo salchichas? Desde luego...) deberán estar pasadas por la sartén, sólo una vueltecita. Arrójalas con desprecio, esto le enseñará quién manda. Sigue dándole unas vueltas, ahora echa el combo de especias cajún Voodoo Powder, dos cucharadas de té (no realmente de té, es una medida. Los anglos lo llaman teaspoons cuando en realidad son cucharillas de café, pero sin café).  Hay quien las pone en una bolsita hecha de gasa para evitar luego las urticantes partículas en el guiso, pero yo las prefiero ahí. Sigue dándole unas vueltas, calmadamente, si llegado este momento vas borracho, lo estás haciendo bien, si no, todavía puedes solucionar el guiso bebiendo más.

Aquí vemos a Justin Wilson, el Arguiñano de Lousiana, en paz descanse. Un cachondo si consigues pillar algo tras su acentazo atroz. En este link Justin se marca un gumbazo, que me da la impresión que debe estar horrible de tomar, pero que sin duda es entrañable y muy divertido de ver.  "I garonteee"

Habrá transcurrido el disco entero de Birth of the swerve, de The Atomic Fireballs, desde el momento en el que echaste las salchichas a la sopa. Los artificios narrativos nos permiten condensar las 2 horas que quedan de guiso en este triste parrafito, ¿magia?, puede. Ahora, echa el vino o el alcohol que consideres y el chupito de bourbon, que sean dos, y uno más para ti. Ahora echa las gambas peladas, lo que queda tras haberlas decapitado. Media hora más y podrás dejar reposar el guiso hasta mañana.
Al día siguiente en Mêleé Island... “Ahora haz un arroz blanco largo, planta un lecho en el fondo del plato y riégalo con el guiso”. Sírvase con  la música del Monkey Island. Te vas a cagar de lo rico que está... y tan negro que jurarías que ayer fue San Patricio. I garonteeee.


viernes, 4 de febrero de 2011

"The ancient art of eating" Hoy: Gumbo Ya Ya

En esta sección revisaremos sitios donde comer es una obsesión insana y maligna. Daremos una vuelta por las principales ciudades de europa repasando aquellos sitios, que sin ser el Hyppolit, ofrecen manjares que uno sólo puede emular en un vano intento por acercarse a la divinidad. Es decir, la hostia.
Un comentario sobre etiqueta en la red: como no queremos petar la red con contenidos repetidos, aquellas páginas que hablen bien de ciertos sitios serán vinculadas en lugar de plagiado su texto, fotos y demás. Hay otras páginas que hacen otras cosas mejor que uno mismo y lo bueno se refuerza. Hoy proponemos uno de estos vínculos útiles para que la gente los pueda usar a su antojo:



Gumbo Ya-Ya
  • Descripción: un sitio informal, cómodo y agradable, con jazz suave de fondo.
  • Estilo: cocina cajún-criolla.
  • Obligación: atún ennegrecido y tarta de mantequilla de cacahuete.
  • Recomendaciones: sopa gumbo y tomates verdes fritos.
  • Precio: 45 pavos per capita.
  • Localización: Calle de la Palma, 63 (Gumbo Ya Ya) // Calle del Pez, 15 (Gumbo).
  • Comentarios: las tartas las venden enteras a petición previa. El personal es amabilísimo y el chef imparte clases de cocina por la zona. El "Gumbo" y el "Gumbo Ya Ya" son de la misma gente, ligeras diferencias en la carta, pero nada más. Cualquiera de los dos vale para un rato magnífico.

PD: Pinchando el nombre del restaurante seréis redirigidos como por arte de magia a la página de "Cucharete", página de nombre infame (somos firmes detractores de los diminutivos acabados en ete, tales como "culete" o "membrete") con la que no tenemos ningún acuerdo, y que muestra una completa crítica del lugar, fotografías ilustrativas de la comida y, a mi parecer, un exceso de fotografías de los artífices de la página: página de utilidad al fin y al cabo.

    jueves, 3 de febrero de 2011

    Agradecimientos

    "Está bien, si me haces el logo me hago un blog"
    Y así fue como, el Manu, que ha hollado con sus sandalias los austeros salones del Hyppolit, restaurante cuál Penélope nos espera en castidad con sus fotografías evocadoras de jazz y sus guisos de caza y vinos en Budapest, me hizo el logo y me vi obligado a exponerme en público con mis aberrantes recetas, causa de ateroesclerosis y gota en los débiles.
    Una vez más el fukin Manu ha hecho de mí algo elegante y utilizaremos este corto espacio, difícilmente mensurable como tal en esta dimensión de la red, para agradecerle el logo y para que, con la presión social de aquellos que lo miren, retoque el logo y lo ponga en las dimensiones correctas, que yo estoy demasiado ocupado cocinando.
    Para aquellos que quieran seguir la trayectoria de uno de los más relevantes artistas que ha retratado a Cthulhu y ha sobrevivido, dos puntos.




    PD: Si sois capaces de mirar más allá de las cosas dedicadas a Coca Cola, podréis ver que, en el fondo, es un Mi-go, excepcionalmente bien integrado en sociedad.